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Mas, entre todos los mitos físicos, acaso el que ha tenido mayor trascendencia en el órden mental es el de la personificacion del universo. La doctrina dualista que despues de suponer una creacion distingue el creador i la cosa creada, es lucubracion de una filosofía ya mui desarrollada. Orijinariamente el hombre no tiene idea alguna de un creador del universo como lo prueba el hecho de no existir en ningun idioma primitivo palabra alguna para espresar dicha idea (g). La palabra castellana dios, que viene del latin deus i del griego Zeus, procede en último término del sanscrito Dyaus, nombre del universo; i algunos de los atributos que se dan a la divinidad, por ejemplo, la inmensidad, la eternidad, la potencia creadora, la ubicuidad universal, corresponden por naturaleza al universo ().

Esta personificacion de las cosas i de las fuerzas de la naturaleza física es, como se ha demostrado, obra de un intelecto infantil i rudimentario que no acierta a esplicarse la vida universal sino dotándola de las facultades peculiares de la naturaleza humana. Cuando el niño em. pieza a observar, los primeros seres que aprende a cono·

(g) Quand des hommes (dit MAX MÜLLER), se fondant simplement sur leurs propres conjectures, viennent avec un ton dogmatique nous parler d'une révélation primitive, qui fit connaître au monde paien l'idée de Dieu dans toute sa pureté, ils oublient que toute sublime, toute spirituelle que cette révélation eût pu être, il n'existait point encore sur la terre un langage capable d'exprimer les conceptions élevées et inmaterielles de ce message céleste."

MAX MÜLLER, Essais sur l'Histoire des Religions, chap X, pag. 328, Nouvelles Études de Mythologie, chap. I, pag. 18 et chap. V.

pag. 291.

(h) PLINIO, Histoire Naturelle, liv. II, chap. I.

cer son las personas que le rodean, i bajo la sujestion de este conocimiento, dota en seguida a las cosas inanimadas de voluntad, de sensibilidad, de intelijencia, conversa con su muñeca, golpea con ira la mesa que le ofende i castiga a la puerta que le aprehende los dedos de su mano. Por un estado mental igualmente rudimentario, ha pasado la humanidad entera. En todas las sociedades mas atrasadas el sol, los astros, la aurora, el dia, la noche, los rios, los vientos, las nubes, la tierra, el océano, se consideran como seres dotados de facultades semejantes a las que caracterizan al hombre, por manera que sin escepcion alguna los fenómenos de la naturaleza no son esencialmente mas que actos de voluntad. Entre los kukis del Asia meridional, cuando un hombre muere aplastado por un árbol, la familia debe vengarle dividiendo en trozos al matador; i el tribunal ateniense del Pritaneo estaba encargado de condenar a todo objeto, (fuese un hacha, una piedra u otro) que hubiese causado la muerte de álguien sin intervencion de ninguna persona. En una palabra, el salvaje ve una persona consciente donde el hombre culto no ve mas que una fuerza natural (i).

Buscar en estos mitos un fondo de sucesos históricos es errar el camino. Los mitos físicos ni narran ni simbolizan nada. Son simples personificaciones de las cosas de la naturaleza o meras descripciones de fenómenos natu

(i) TYLOR, La Civilisation Primitive, t. I, chap. VIII, pag. 326 à 328.

. CREUZER, Religions de l'Antiquité, Premiére Partie, t. I, Introduction, chap. I, pag. 6 et 20.

rales, pero de fenómenos naturales asimilados con los actos de las personas humanas. De todos los mitos, estos son los que contienen mas verdad i ménos historia. Ellos son la fiel espresion de la idea que el hombre inculto se forma de la naturaleza. Si para nosotros tienen el carácter de simples alegorías, es porque sabemos mediante las interpretaciones filolójicas, que los personajes que en ellos juegan algun papel son cosas inanimadas o fenómenos físicos. Mas, "las analojias (observa Tylor) que para nosotros no son mas que productos de la imajinacion, eran para los antiguos la realidad misma... i lo que nosotros llamamos poesía era para ellos la vida real" (7).

En suma aquellos mitos que personifican las cosas i las fuerzas de la naturaleza, que asimilan los fenómenos físicos a los actos voluntarios i que convierten en narraciones anecdóticas las descripciones de hechos permanentes son mitos alegóricos. Mientras las palabras conservan su primitivo significado, es fácil notar la natura

(j) TYLOR, La Civilization Primitive, t. I, chap. VIII, pag. 340 et 344.

Les poëtes qui chantaient Dyaus (dit BRÉAL) savaient parfaitement qu'il est le ciel déployé sur nos têtes; en célébrant la sagesse de Mitra et de Varuna, dont la volonté est inébranlable et dont la pensée ne varie jamais, ils faisaient l'allusion la plus claire à la succession constante du jour et de la nuit. Pour le temps où le nom de ces dieux était encore le nom même du phénoméne, il ne peut être question de symbole: c'est la nature qu'on adore, non pas la nature inerte, mais la nature animée et douée par un peuple naïf des sentiments dont il est plein lui-même."

BREAL, Mélanges de Mythologie et de Linguistique, pag. 7.

leza esencialmente descriptiva i anti-histórica de estos mitos; pero cuando los nombres comunes se convierten en nombres propios, las descripciones de fenómenos toman las apariencias de relatos de sucesos i el pueblo da a su mitolojía el carácter de historia.

§ 11. Los mitos simbólicos.—El mito alegórico es por naturaleza esencialmente descriptivo de un fenómeno actual; ni recuerda ni esplica nada. Por el contrario, el mito simbólico es esencialmente filosófico, en el sentido de que siempre envuelve una esplicacion mas o ménos pueril e imajinaria de un hecho natural (k).

Para esplicarse los temblores, los tonganes de Polinesia han inventado el mito de Maui. Segun aquellos insulares, Maui tendido sostiene la tierra sobre su cuerpo, i cuando prueba a moverse para tomar posicion mas cómoda, el suelo se estremece. Por su parte, los araucanos creen que las tempestades son causadas por grandes combates que los espíritus de sus compatriotas muertos tienen con sus enemigos (2).

En la mitolojía clásica superabundan los mitos simbólicos. Casi todos los adelantamientos sociales que al empezar la historia estaban ya realizados fueron simbolizados por medio de personajes míticos. Atribuíase a Baco el contrato de compra-venta, a Taautos la invencion de la escritura, i a Ceres el descubrimiento del trigo. Para los ejipcios, Thot habia sido el descubridor de todas las ciencias i el inventor de todas las artes; i los

(k) CREUZER, Religions de l'Antiquité, t. I, Premiére Partie, introduction, chap. II, pag. 30.

(1) SPENCER, Principes de Sociologie, t. I, § 118.

chinos creian deber a Chinong, sucesor de Fohi, la invencion i la enseñanza de la agricultura (m).

Entre los mitos simbólicos, se cuentan algunos de aquellos que hasta el dia gozan de mayor popularidad. Es mui presumible, por ejemplo, que el brillante mito de Prometeo (2) no traiga su orijen de un suceso histórico. El descubrimiento de la manera de hacer fuego no pudo producir desde el primer dia cambios sociales que impresionando al pueblo, grabaran en su memoria el nombre del descubridor. La utilizacion de este elemento para cocer las sustancias alimenticias i el cambio en los hábitos de la vida ordinaria se han de haber ope rado mui a la larga, en siglos mui posteriores al descubrimiento, cuando ya se habia desvanecido por completo el recuerdo del descubridor. Sin embargo, en todo tiempo se ha observado de cierto que el fuego ni existe en estado nativo en forma de que se lo pueda utilizar, ni tiene la virtud de conservarse indefinidamente a sí mismo; que se lo puede producir i estinguir a voluntad ora por medio del choque del pedernal con el acero, ora por medio del frotamiento de dos palos secos (); i que de consiguiente, ha de haber existido necesariamente un

(m) PLINIO, Histoire Naturelle, t. I, liv. VII, chap. LVII.

MASPERO, Histoire Ancienne des Peuples de l'Orient classique, t. I, chap. III, pag. 204.

GOGUET, De l'Origine des Lois, des Arts et des Sciences, t. I, liv. II, chap. I, pag. 184.

(n) HESIODO, La Theogonie, pag. 133, et Les Travaux et les Jours, pag. 140, de Les petits Poemes grecs, publiés par Falconnet.

(ñ) LUBBOCK, Origines de la Civilisation, chap. VI, pag. 309. TYLOR, Antropologia, cap. XI, páj. 299.

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