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alto, dirigía un apéndice protoplasmático que se terminaba en la parte superior de la capa molecular, y de un lado nacía un cilindro-eje que no tardaba en consumirse en numerosas ramitas destinadas á la subzona plexiforme. Como podrá verse en la fig. 13, ciertos cilindros-ejes cuyas ramas radiadas se esparcen por la zona molecular, provienen verosímilmente de estos mismos, ó de una variedad muy próxima de estos corpúsculos. Finalmente, se ven células piramidales ó triangulares provistas de uno ó dos apéndices protoplasmáticos destinados á la zona molecular (fig. 10 r, q) y de varios horizontales y descendentes, que se consumen, ya en la subzona que estudiamos, ya en la capa subyacente del asta de Ammon. El cilindroeje es descendente y marcha al alveus. Probablemente, ciertas células alargadas y radiales, que Schaffer ha descrito en la zona de los corpúsculos polimorfos, corresponden á esta variedad morfológica.

Fibras nerviosas de la capa molecular de la fascia dentata Esta zona contiene un número infinito de ramificaciones nerviosas finas, más ó menos horizontales, que constituyen un plexo tupidísimo cuyas mallas rellenan las expansiones protoplasmáticas de los granos y las de algunos corpúsculos de la zona de las células polimorfas. Estas fibras reconocen los siguientes orígenes: 1.o, ramificaciones terminales nerviosas de los corpúsculos yacentes en la misma zona molecular; 2.o, ramitas colaterales de la expansión nerviosa de algunos granos dislocados; 3.o, ramas terminales nerviosas de las células de cilindro-eje ascendente; 4.o, ramas terminales de cilindros-ejes del tipo sensitivo de Golgi, cuyas células de origen yacen en la zona de los corpúsculos polimorfos; 5.°, fibras nerviosas colaterales y terminales de la substancia blanca del álveo.

Sobre estas dos últimas especies de fibras vamos á apuntar algunos detalles.

Como puede verse en la fig. 13 a, c, de la zona de las células polimorfas surgen ciertas fibras nerviosas gruesas, ampliamente ramificadas, cuyos robustos ramos caminan ya oblicua, ya horizontalmente, en una extensión considerable de la subzona plexiforme; tales ramos, después de abandonar algunas colaterales para esta última, ganan, siguiendo distintos y á veces muy distantes radios, la capa molecular, donde se terminan á favor de extensas arborizaciones especialmente

acumuladas en la mitad externa de dicho estrato. En ciertos casos, la ramificación terminal de los tales cilindros-ejes alcanza

ci

Fig. 13. Corte de la fascia dentata. a, b, c, cilindros ejes de arborización complicada cuyas ramas ascendían á la zona molecular; e, granos inferiores embrionarios; f, célula estrellada de la capa molecular (conejo de cuatro días).

tanta latitud, que puede extenderse á un tercio ó más de la circunferencia de la fascia dentata (fig. 13 c).

¿De dónde proceden semejantes cilindros-ejes? La circunstancia de no rebasar nunca los tallos de origen la subzona de los corpúsculos fusiformes (por excepción llegan algo más abajo), y la observación, varias veces confirmada de la existencia, en esta subzona ó en la superpuesta inmediata (capa plexiforme), de células estrelladas cuyo cilindro-eje se ramifica en gran extensión de la capa de los corpúsculos polimorfos, produciendo ramitas que tienden á subir hacia los granos, nos inclinan á estimar las extensas arborizaciones citadas de la capa molecular, como la continuación de las ramitas nerviosas de estos últimos elementos.

Además de estas fibras, à la fascia dentata llegan también colaterales y terminales de la substancia blanca, aunque la mayoría de estas fibras no pasa de la capa molecular del asta de Ammon subyacente (fig. 14).

ANALES DE HIST. NAT. XXII.

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Las ramitas colaterales se distinguen en finas y gruesas: estas proceden generalmente del trayecto descendente del cilindro-eje de las gruesas pirámides del hileo, y se ramifican

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Fig. 14.-Fibras nerviosas de la fascia dentata y asta de Ammon subyacente. Método de Golgi. Conejo de diez días. A, capa molecular de la fascia dentata; B, capa de los granos; C, capa de los corpúsculos polimorfos; D, capa molecular del asta de Ammon (región del hileo); E, capa de las gruesas pirámides cruzada por las fibras musgosas; F, stratum oriens; G, substancia blanca continuación del alveo. a, fibras probablemente terminales para la zona molecular; b, colaterales de la substancia blanca; c, colaterales de la substancia blanca para la subzona plexiforme de la fascia dentata; d. plexo de colaterales en la capa molecular del asta de Ammon; e, g, colaterales que cruzan las gruesas pirámides; f, colaterales para el stratum oriens; i, alveus; m, cilindros de los granos y su plexo superpuesto de colaterales; o, plexo nervioso supra é intergranular.-Nota: la izquierda de la figura contiene las colaterales y terminales de la substancia blanca, y la parte derecha los plexos formados por los cilindros-ejes (y colaterales de estos) pertenecientes á las células nerviosas autoctonas de la fascia dentata.

ampliamente por todo el espesor de la zona molecular de la región inferior del asta de Ammon, donde constituyen un plexo apretadísimo (fig. 14 h, d); las colaterales finas dimanan

(en su mayor parte al menos) de las fibras de la substancia blanca, y se terminan asimismo en la citada capa molecular, no sin haber emitido algunos ramitos para el stratum oriens. Algunas colaterales agotarían sus ramillas en este estrato sin abordar las zonas superpuestas.

El plexo de colaterales de la región del hileo del asta de Ammon no termina bruscamente hacia arriba, es decir, en la frontera profunda de la fascia dentata. En las buenas impregnaciones, donde las colaterales de la substancia blanca se muestran casi exclusivamente teñidas, se advierte que, del plexo de la capa molecular superpuesta á las pirámides del hileo, surgen siempre algunos finos ramitos que, salvando la subzona de los corpúsculos fusiformes de la fascia dentata, se terminan por delicadas y flexuosas arborizaciones en la subzona plexiforme, complicando así el plexo tupidísimo de fibras nerviosas existentes en este paraje. Semejantes finas fibritas no traspasan nunca la zona de los granos (fig. 14 c).

En cuanto á las fibras nerviosas terminales llegadas de la substancia blanca, son pocas en número, dificiles de impregnar y todavía más de perseguir, por consecuencia del curso tortuoso y complicadísimo que muchas de ellas afectan al nivel de la subzona plexiforme de la fascia dentata (fig. 14 a). En los casos más afortunados, estas fibras fueron seguidas por abajo hasta la substancia blanca, y por arriba hasta la zona molecular donde acababan por una extensa arborización varicosa y más o menos horizontal. La fibra reproducida en a (fig. 14), era espesa y representaba verosimilmente un tubo ascendente de la substancia blanca; las fibras representadas en ỏ eran mucho más finas, no parecían ramificarse en la zona molecular, y aunque fueron seguidas hasta la substancia. blanca, no pudo resolverse de manera categórica si representaban tubos nerviosos terminales ó colaterales muy robustas y largas del álveo.

Por lo demás, estas fibras no parecen suministrar ninguna colateral en su tránsito por la subzona plexiforme, en lo que se diferencian de los cilindros-ejes de los granos y de las fibras nerviosas de las células del tipo sensitivo ó de Golgi.

Luigi Sala ha mencionado también la existencia de fibras nerviosas ascendentes, distribuídas por la capa de las células polimorfas de la fascia dentata y procedentes del álveo donde

se continuarían con tubos nerviosos sensitivos. Al nivel de la subzona plexiforme de aquel órgano, dichas fibras se anastomosarían con las colaterales de los cilindros-ejes de los granos,

y de la red así formada podrían originarse filamentos ascendentes que se ramificarían en el espesor de la zona molecular.

Ignoramos si algunas de esas fibras ascendentes llegadas del alveus, que Sala describe, corresponde á nuestras fibras. terminales del álveo ó á colaterales de la substancia blanca cuyo origen no fué determinado. En los dibujos de este sabio, una de las fibras ascendentes parece continuarse con un tubo varicoso descendente, análogo al cilindro-eje de los granos. Por nuestra parte, no hemos podido nunca comprobar la existencia de la citada red ni la de esas fibras musgosas ascenden-tes que se comportarían en la fascia dentata à la manera de los tubos nerviosos del tipo sensitivo de Golgi. Tampoco nos: ha sido dable confirmar otro aserto de Sala, á saber: que una parte de las fibras meduladas más periféricas de la zona molecular de la fascia dentata (capa blanca superficial de L. Sala) reconocerían por origen cilindros-ejes de pirámides gigantes del asta de Ammon. En nuestra opinión, la mayor parte de las fibras meduladas de la citada región, dimanan ya de las células de cilindro-eje ascendente, ya de las fibras terminales arribadas de la substancia blanca; no excluímos en absoluto. las arborizaciones nerviosas de los corpúsculos estrellados de la capa supradicha, aunque la delicadeza de las mismas no deponga muy en favor de la admisión de un revestimientomedular.

¿Participarían también, como asegura Schäffer, en la cons-trucción de la capa molecular de la fascia dentata, colaterales recurrentes del cilindro-eje de los granos, suministradas al nivel de la subzona plexiforme de este órgano? Un atento examen de dichas colaterales no parece autorizar esta participación; de existir, debe ser cosa notablemente rara.

Si, después de examinar atentamente las fibras nerviosas reveladas por el cromato de plata, estudiamos el comporta-miento de los tubos medulares de la fascia dentata en preparaciones ejecutadas por el proceder de Weigert-Pal, pronto echaremos de ver, que la mayor parte de aquellas fibras carecen de vaina medular. Poseen, sin embargo, como ya hemos dicho, cubierta de mielina los cilindros-ejes ascendentes de la sub

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