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huso; y en la fig. 1, los que afectaban otras figuras, tales como la triangular y estrellada. Obsérvase en algunas de estas células que no existe una correcta separación entre las expansiones finas ó con aspecto de cilindros-ejes y las gruesas ó con aspecto de protoplasmáticas, ya que existen todas las transiciones de finura de contorno y delgadez. La letra c, marca aquellas expansiones cuyos caracteres coinciden absolutamente con los de fibras nerviosas.

Con la mira de ver si dichas interesantes células se hallan también en los animales de circunvoluciones, hemos ejecutado diferentes ensayos en cerebros de ternera y perro recién nacidos ó en estado fetal. Las impregnaciones son dificilísimas, pero en algún caso, los resultados han sido concluyentes. Las células representadas en la fig. 3, proceden de un feto de

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Fig. 3.-Células especiales de la 1.a capa cerebral de un feto de vaca. Las expansiones pseudo-nerviosas ó finas están marcadas con una c.

vaca en que el cerebro estaba bien desarrollado. Como puede verse las expansiones poseen todavía cierto aspecto embrionario mostrándose fuertemente varicosas y pobres en ramificaciones secundarias; pero cabe reconocer, especialmente en las células a, b, gy c, los tipos descritos en el conejo común. Es indudable que Retzius ha visto también en el cerebro humano algunas de estas células (1).

b. Fibras.-La subzona interna es el punto de terminación. de numerosas fibras ascendentes, las cuales ramificándose

(1) Así nos lo comunica en una carta que ha tenido la bondad de remitirnos.

constituyen un plexo tupidísimo en torno de los corpúsculos pluripolares. Muchas de estas fibras son espesas, corren horizontalmente y poseen espesa vaina medular. Luego veremos cuál es el principal origen de estas fibras.

Subzona externa.-Contiene también numerosas fibrillas nerviosas ramificadas, que constituyen un tupido fieltro en cuyas mallas se alojan algunas células nerviosas sensitivas de Golgi (tipo 2.o de las células de la capa molecular). Son estas células estrelladas y están esparcidas irregularmente en el espesor de la subzona externa; sus expansiones protoplasmicas se dividen y subdividen repetidamente, mostrando un aspecto dentellado é irregular que contrasta con la lisura de las prolongaciones de las células pluripolares; su cilindro-eje corre paralelamente á la corteza y, á poco trecho, se descompone en una arborizazación terminal complicada (fig. 4 a), cuyas ramitas varicosas no traspasan nunca las fronteras de la zona molecular.

También en esta subzona pueden hallarse, aunque raramente, algunos corpúsculos pluripolares. En el cerebro del conejo, rata y conejillo de Indias dicha subzona está casi exenta de fibras meduladas.

En resumen: la zona molecular de la región occipital exhibe los rasgos fundamentales de la corteza típica. En ella se hallan: células sensitivas de Golgi; células pluripolares; los penachos terminales de las pirámides; y un número infinito de fibrillas nerviosas procedentes ya de los elementos ganglionares autóctonos, ya de cilindros-ejes ascendentes.

1. ZONA DE LAS CÉLULAS FUSIFORMES VERTICALES. Debajo de la zona molecular hay una faja de células diminutas, apretadísimas, dispuestas en tres ó cuatro hileras irregulares. Estas células se caracterizan por su cuerpo ovoideo, verticalmente prolongado, de cuyos polos surgen dos expansiones protoplásmicas: ascendente, que gana la capa molecular donde se ramifica; y descendente, la cual constituye una arborización horizontal de tres ó cuatro ramas, en cuanto aborda la zona tercera ó de las fibras medulares medias. El cilindro-eje es de extraordinaria finura (acaso el más fino que se conoce), procede de la expansión descendente al nivel de la arborización terminal, cruza la capa fibrilar media á la que abandona dos ó tres colaterales y baja hasta el tercio inferior de la corteza. Quizás llega hasta la substancia blanca, como el cilindro-eje de las

pirámides pequeñas, pero en nuestras preparaciones no puede nunca seguírsele por entero. Alguna vez, después de abandonar una gruesa colateral. parece cambiar de rumbo oblicuándose notablemente (fig. 4 d). Entre las fusiformes verticales se hallan, á veces, células que por carecer de expansión ascendente, semejan espongioblastos de la retina. Por lo demás, el cilindro-eje que es de gran finura, nace también de la arborización protoplasmica inferior (fig. 4 e).

CAPA DE LAS FIBRAS MEDULARES MEDIAS (estría externa de Baillarger, raya de Gennarii). Contiene células nerviosas y numerosas fibras meduladas y no meduladas.

a. Las células, son de tres clases: pirámides pequeñas que se comportan como las de igual nombre de la corteza típica (figura 4 j); fusiformes verticales análogas á las de la zona precedente (fig. 4 h); triangulares ó fusiformes más gruesas, caraçterizadas por su cilindro-eje ascendente terminado, mediante extensa arborización, en la capa molecular (fig. 4 i). Este cilindro-eje suministra siempre, antes de abordar la capa de las células fusiformes, algunas colaterales que se ramifican y marchan horizontalmente por la zona fibrilar media.

En esta zona fibrilar ó en la subsiguiente se encuentran también ciertas células ovoideas, triangulares ó estrelladas, más voluminosas que las citadas, cuyo cilindro-eje ascendente tiene la particularidad de marchar, en su trayecto inicial, ya hacia abajo, trazando un ángulo redondeado, ya más o menos horizontalmente. Estas expansiones nerviosas son muy robustas y emiten un gran número de extensas y robustas colaterales para la capa fibrilar media. La ramificación final, dirigida á la capa molecular, es extensísima y se sitúa, de preferencia, al nivel de las células pluripolares (fig. 4 u).

Las fibras de la capa que estudiamos son numerosísimas, y en su mayor parte caminan horizontalmente extendiéndose á grandísima distancia. El método de Weigert revela que muchas de ellas poseen vaina de mielina, y marchan en todas direcciones, constituyendo un plexo tupido en cuyos huecos yacen las células nerviosas. Exceptuando las fibras que cruzan verticalmente esta zona, que representan cilindros-ejes ascendentes ó descendentes de corpúsculos nerviosos, todas las demás representan colaterales de cilindros-ejes, sin que pueda tampoco negarse la posibilidad de que acabe también en tal

estrato alguna arborización terminal de células de cilindro-eje ascendente. Las colaterales son tan numerosas y tan ricamente

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Fig. 4-Corte de la corteza occipital inferior del conejo de ocho días. Método doble de Golgi. A, capa molecular; B, capa de las células fusiformes; C, capa de las fibras medulares medias; D, capa de pirámides medianas; E, capa de pirámides grandes; F, capa de corpúsculos polimorfos. a, células estrelladas de la 1. capa cerebral; b, fusiformes ó células especiales de la corteza; d, fusiformes verticales; f, pequeña pirámide; e, corpúsculo piriforme; g, célula de expansión nerviosa ascendente; h, fusiforme vertical de la 3. capa; j, pirámide pequeña; r, pirámide gigante; s, cé. ulas de cilindro eje ascendente.

arborizadas, que, en las buenas preparaciones de Golgi, las células se ven envueltas en un fieltro fibrilar apretadísimo. En general las colaterales más robustas y prolijamente ramificadas proceden de los cilindros-ejes ascendentes; mientras que las hebras más delicadas proceden del trayecto de la expansión funcional de las fusiformes verticales y pirámides pequeñas.

Por lo expuesto se ve cuánta razón tienen los autores que, como W. Krause y Schwalbe, atribuyen la raya de Vic d'Azyr á un plexo de fibras nerviosas meduladas. Igualmente cabe sostener con Krause que la tal raya no representa otra cosa que la exageración de un plexo nervioso (plexo externo de Krause yacente en la cuarta capa cerebral) que existiría ya en estado rudimentario en toda la corteza. En cambio, la zona de las fusiformes superficiales debe estimarse como un factor de construcción completamente nuevo.

CAPA DE LAS GRUESAS PIRÁMIDES. No parecen muy numerosas y se comportan como las de la corteza típica. Se trata de elementos robustos, ovoideos ó piramidales (fig. 4 r) cuyo tallo sube á formar en la zona molecular un penacho protoplasmico espinoso, y cuya expansión funcional descendente puede seguirse hasta la substancia blanca.

Como sucede en la corteza típica, por encima de las gruesas pirámides yace una faja de transición cuyos corpúsculos disminuyen sucesivamente de tamaño hasta igualarse con los piramidales pequeños.

CAPA DE LOS CORPÚSCULOS POLIMORFOS. En ella abundan las pequeñas pirámides cuyo tallo radial no parece alcanzar la zona molecular y se ven también no pocos elementos fusiformes ó triangulares. Entre los fusiformes llaman la atención, sobre todo, los provistos de cilindro-eje ascendente (fig. 4 s).

Esta expansión nerviosa termina en la capa molecular, según la disposición bien conocida desde los trabajos de Martinotti, los de Retzius y los nuestros, y suministra numerosas colaterales para la capa fibrilar intermedia.

Es indudable que en la construcción de las citadas capas entran también cilindros-ejes arribados de la substancia blanca. y numerosas colaterales de ésta; pero nuestros estudios no nos permiten todavía detallar el comportamiento de estos factores.

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