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Y encogido de esperanzas
Que las alas le derriten.
Adorando esta las rejas
De aquellos rayos eclipse:
Que como están entre yerbas,
No la luz, la fuerza impiden,
No hay pintada mariposa
Que más á la luz se incline,
Dando tornos á su fuego
Que Fabio á su cielo avive.
Vase perdido el ganado
Entre las zarzas y mimbres,
Porque él piensa que lo está
Como la contemple y mire.
No sabe cuando anochece
Aunque el sol se ponga y quise:
Que solo tiene por dia
Cuando amanece Amarilis.

Mira los álamos blancos
Abrazados de las vides,
Porque la desconfianza

No hay estado que no envidie :
Y dando entre tierno llanto

Suspiros del alma, dice:

Ay! ¡que así está mi pastora
Entre los brazos de Tirsi!

Tiene Lope entre sus bellas composiciones algunas canciones excelentes.

He aquí algunos trozos de una de ellas :

O libertad preciosa,

No comparada al oro

Ni al bien mayor de la espaciosa tierra;

J

Más rica y más gozosa

Que el preciado tesoro

Que el mar del Sud entre su nacar cierra,
Con armas, sangre y guerra,

Con las vidas y famas,

Conquistado en el mundo;

Paz dulce, amor profundo,

Que el mal apartas, y al bien nos llamas;
En tí solo se anida

Oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida.

¡Qué magnífica descripcion de la libertad! ¿Se puede decir nada mejor en loor de esa dulce y cara prenda?

Contínuemos:

>

Cuando de las humanas

Tinieblas ví del cielo

La luz, principio de mis dulces dias,

Aquellas tres hermanas,

Que nuestro humano velo,

Tejiendo llevan por inciertas vias,

Las duras penas mias.

Procuran en la gloria

Que en libertad poseo

Con siempre igual deseo;

Donde verá por mi dichosa historia

Quien más leyere en ella

Que es dulce libertad no ménos bella.

Yo pues, señor excelso

De esta montaña y prado,

Gozo la gloria y libertad que tengo;

Soberbio pensamiento

Jamas ha derribado

La vida humilde y pobre que entretengo :

Cuando á las manos vengo
Con el muchacho ciego,
Haciendo rostro embisto,
Vengo, triunfo y resisto

La flecha, el arco. la ponzoña, el fuego;
Y con libre albedrio

Lloro el ajeno mal y canto el mio.

Cuando el aurora baña

Con helado rocio

De aljofar celestial el monte y prado,
Salgo de mi cabaña,

Riberas de este río,

A dar el nuevo pasto á mi ganado:
Y cuando el sol dorado

Muestra sus fuerzas graves,
Al sueño el pecho inclino

Debajo un sauce ó pino,

Oyendo el son de las parleras aves,
O ya gozando el aura

Donde el perdido aliento se restaura.
Cuando la noche oscura

Con su estrellado manto

El claro dia en su tiniebla cncierra,
Y suena en la espesura

El tenebroso canto

De los nocturnos hijos de la tierra,

Al pié de aquesta sierra

Con rústicas palabras

Mi ganadillo cuento;

Y el corazon contento

Del gobierno de ovejas y de cabras,

La temerosa cuenta

Del cuidadoso rey me representa.

Aquí la verde pera

Con la manzana hermosa

De gualda y roja sangre matizada,

Y de color de cera

La cermeña olorosa

Tengo, y la endrina de color morada:

Aquí de la enramada

Para que el olmo enlace

Melosas uvas cojo,

Y en cantidad recojo,

Al tiempo que las ramas desenlaza,
El caluroso estio

Membrillos que coronan este rio,

No me da descontento

El hábito costoso

Que de lascivo fuego el pecho infama:
Es mi dulce sustento

Del campo generoso

Estas silvestres frutas que derrama;

Mi regalada cama

De blandas pieles y hojas

Que algun rei la envidiara,

Y de tí, fuente clara,

Que bullendo el arena y agua arrojas,
Estos cristales puros;

¡Sustentos pobres, pero bien seguros!

Es una bellísima composicion, la que prueba entre otras lo que podia alcanzar el númen poético de Lope de Vega.

Para conocerlo bien y para poderlo apreciar debidamente y admirar su extraordinaria fantasia y las espléndidas facultades de su ardiente imaginacion y de su apasionada alma, seria necesario seguirlo en todas las magníficas obras de suingenio, que entre tantas malas tiene; baste

para nuestro ensayo con las que hemos dado para apreciarlo debidamente.

Y no seria posible tampoco hacerlo en nuestra Revista, cuando requiere este poeta un estudio muy detenido y profundo entre todos las poetas, por la diversidad de sus obras, ascendiendo la cantidad de versos que compuso á la cifra de 21,316,000, número prodigioso segun se vé, y como dice bien Ticknor: Este número prodigioso de versos bastaria para formar un Parnaso entero de una nacion.

En prueba de su extrema facilidad versificadora trasladamos un soneto que lo manifiesta y es el siguiente:

Un soneto me manda hacer Violante,

Que en mi vida me he visto en tal aprieto
Catorce versos dicen que es soneto:
Burla, burlando van los tres delante.

Yo pensé que no hallara consonante,
Y estoy en la mitad de otro cuarteto :
Mas si me veo en el primer terceto
No hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,

Y aun parece que entré con pié derecho,
Pues fin con este verso le voy dando.

Ya estoy en el segundo, y aun sospecho
Que estoy los trece versos acabando :
Contad si son catorce, y está hecho.

¡Qué facilidad y qué soltura para manejar el

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