Page images
PDF
EPUB

DON FLORENTINO GONZÁLEZ.

1.

Escribir la biografía completa del eminente neo-granadino cuyo nombre encabeza este trabajo, seria trazar la historia política de la Nueva Granada desde 1820; y no tenemos los materiales suficientes, ni aquello entra en el plan que nos hemos propuesto.

Al hablar la prensa francesa y alemana de nuestros primeros escritos biográficos y de crítica literaria, uno de los hechos que mas en relieve ha puesto es la diversidad de estudios á que se han dedicado los latinos americanos que han ilustrado al Nuevo Mundo con sus escritos.

Florentino González es una de esas robustas inteligencias que se han aplicado en el exámen y descubrimiento de la verdad, interrogando la filosofía moral y las ciencias naturales, la jurisprudencia civil y la teología, la diplomacia en todos sus ramos y la literatura, la ciencia constitucional y administrativa y el arte de la política. Ese activo obrero de la civilizacion ha sido abogado, profesor, periodista, viajero, ministro de Estado, agente diplomático, legislador, orador, historiador, empresario de obras de importancia general para el comercio del mundo.

M. de Lamartině, al hablar de Ciceron y de la naturaleza de estudios que hacian los antiguos romanos, dice: « En esa época no era la profesion, sino el genio, lo que hacia el

hombre; y el hombre entónces era tanto mas hombre cuanto que era mas universal. De ahí la grandeza de esos hombres múltiples de la antigüedad. Cuando mejor inspirados, querramos engrandecernos como ellos, echaremos abajo esas celosas y arbitrarias barreras que nuestra civilizacion moderna levanta entre las facultades de la naturaleza y los servicios que un mismo ciudadano puede prestar, bajo diversas formas, á la patria. Entónces no estorbaremos que un filósofo sea político, un magistrado héroe, un orador soldado, un poeta excelente ciudadano. Haremos hombres y no ruedas humanas. El mundo moderno será mas fuerte y mas hermoso como mas conforme á los planes de Dios, que no ha hecho del hombre un fragmento, sino un conjunto. »

González ha sido todo aquello, y tambien tribuno, demagogo, para pasar á lo que es hoy : conservador liberal. Pero siempre ha manifestado una gran sinceridad de convicciones, buena fe cumplida, eminentes dotes de publicista y organi

zador.

Vamos á trazar algunas líneas acerca de tan ilustrado ciudadano, y á poner de manifiesto por qué apareció como el campeon de las ideas no solo radicales, sino desorganizadoras, y cómo ha llegado á ser uno de los jefes del partido que quiere fundar la libertad en el órden y la justicia.

II.

Florentin González no habia cumplido aun cinco años cuando estalló en el lugar de su nacimiento, la provincia del Socorro, en Nueva Granada, el movimiento revolucionario de 1810. El padre de nuestro publicista fué uno de los que mas activamente tomaron parte en la Revolucion; y fué en su casa donde se concertaron los planes políticos y militares de los patriotas.

El niño no oia hablar sino de libertad, se le ponian en sus manos los libros de historia de las antiguas Repúblicas, las traducciones de los episodios de la guerra de la Independencia de la América anglo-sajona, como de los acontecimientos de la Revolucion francesa, sublimes unos, sangrientos otros. Se le enseñó á leer en una obra española que contenia la exposicion y el comentario de los derechos del hombre.

En aquella época se hablaba de derechos, pero no de deberes. Se enseñaba que cuando un pueblo se halla oprimido, debe apelar á la insurreccion; pero no se inculcaba la idea de que al lado de cada derecho hay un deber correlativo; que si la libertad es una derivacion de la justicia, se debe respeto y obediencia á las autoridades legítimamente constituidas y que ejercen sus funciones dentro de los límites trazados por la ley. En esos tiempos se trataba de echar abajo el órden existente, y se dejaba el cuidado de organizar á los que entraran en escena despues de que hubiera cesado la lucha.

Las ideas que se adquieren en los primeros años y que forman la base de la educacion que recibe el hombre, sirven de guia en lo futuro, marcan la senda que se ha de seguir mas tarde; y esto explica el entusiasmo, casi diríamos el fanatismo con que González defendió siempre la libertad, aun en una época en que nadie pensaba en atacarla.

En 1816, los tercios republicanos sufrieron un reves en Cachirí, y el campo quedó abierto al restablecimiento de la dominacion española en Nueva Granada. Muchas fueron las familias que se vieron obligadas á emigrar, y entre ellas la de González, que se dirigió á las desiertas llanuras de Casanare. El padre de F. González se reunió en Apure con los batallones patriotas que aun continuaban lidiando por la Independencia, y murió poco tiempo despues. El jóven González quedó recomendado al cuidado de un sacerdote

cura de uno de los pueblos de Casanare, y allí permaneció hasta fines de 1817, que fué á reunirse con su familia, la cual habia regresado á Bogotá, en donde permanecia oculta.

De 1816 á 1819, los edificios de los colegios fueron convertidos en cuarteles y prisiones. Por aquella época solo habia un establecimiento en que se daban lecciones de gramática latina, de filosofía peripatética y de derecho. González era uno de los alumnos de ese establecimiento.

Cuando Bolívar, vencedor en Boyaca, entró en Bogotá el 10 de agosto de 1819, los estudiantes se afiliaron bajo las banderas del ejército patriota. González sentó plaza como cadete en el batallon que estaba encargado de la custodia de los prisioneros hechos en Boyacá, y entre los cuales se hallaba el general Barreiro.

Aun cuando Bolívar deseaba con ansia regularizar la guerra, el virey Samano no quiso admitir las proposiciones que se le hacian para canjear los prisioneros, y como las circunstancias eran críticas y se temia que aquellos jefes se fugasen, el vice-presidente Santander se vió obligado á mandarlos fusilar; lo que así se verificó á mediados de octubre de 819. A tan tristísima ceremonia tuvo que asistir el jóven González, que no pudo ménos de admirar la serenidad con que sufrieron el último suplicio aquellos valientes españoles.

El mismo dia de la ejecucion, conmovido y horrorizado con la escena que acababa de presenciar, González pidió que se le diera de baja en el ejército, y el general Santander consintió en ello. El ex-cadete entró entónces al colegio de San Bartolomé, Ꭹ allí continuó su carrera.

Dotado de una inteligencia superior y muy dado al estudio, hizo rápidos progresos, y habiendo obtenido permiso para seguir varios cursos á la vez, pudo recibir en 1825 los grados de bachiller, licenciado y doctor en jurisprudencia.

Por aquella época empezaron á ser mas marcadas las divisiones de los partidos que agitaron los últimos años de la existencia política de Colombia. Esos partidos tomaron las denominaciones de los dos hombres mas prominentes de la República se apellidó Boliviano el uno, Santanderista el

otro.

Los Bolivianos, si no su ilustre jefe, querian la reforma de la constitucion en el sentido de robustecer la autoridad ejecutiva y dar grande ascendiente á los militares. Los Santanderistas pedian que se mantuviese sin cambio la consti-tucion bajo la cual habia vivido Colombia durante seis años.

En medio de todas esas luchas y de esos bandos, se destacaba la figura simpática y gloriosa del Libertador Bolívar. Pero los pueblos, movidos por tribunos audaces, olvidan pronto los grandes servicios que se les han prestado con lealtad, constancia y desinterés ; y los pueblos de Colombia empezaron á ver como tirano al grande hombre que habia sacrificado todo por ellos, y que, tras largos años de una lucha titánica, habia obtenido la independencia y libertad de cinco naciones.

Las Municipalidades se expresaban en favor de las ideas de Bolívar, ya que no en pro de los principios del partido boliviano. Los Santanderistas, apoderados de la prensa, hacian una guerra cruda al partido contrario.

Como sucede en todos los partidos, máxime cuando la lucha asume un carácter personal y cuando se anteponen las pasiones á los dictados de la razon y del patriotismo, la prensa santanderista llegó al último grado de violencia; mientras que los Bolivianos, animados de un celo exagerado, contestaban á esas violencias con ataques á mano armada.

Así, el redactor de un periódico que tenia por título El Conductor, el eminente Dr. Vicente Azuero, fué atacado en una calle pública por un oficial. El escritor se vió obligado

« PreviousContinue »