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DON JULIAN DE TORRES Y PEÑA.

Integer vitæ, scellerisque purus.

Oriundo de una de las mas notables familias de Cádiz, aquel sugeto nació en la ciudad de Bogotá, capital de la Nueva Granada, en el año de 1791, y murió en la misma ciudad, en mayo de 1832.

Once hermanos tuvo Julian de Torres y Peña, de los cuales siete varones: nacidos estos en España, fieles á sus juramentos, desde 1810 abrasaron con ardor la causa de la Metrópoli, mientras que Julian de Torres, nacido en Nueva Granada, fué decidido defensor de la Independencia de la patria.

Todos esos sugetos fueron dados á las ciencias y á las letras, y se les admiró por su inteligencia y su saber, así como se les respetó por sus virtudes y su nobilísimo carácter.

Julian de Torres y Peña fué tan desinteresado, que llevó su desprendimiento hasta olvidar la defensa de su propia fortuna y la de los cuantiosos bienes de su esposa, la Sra. Doña Tadea Caicedo, á quien pertenecia legítimamente la hacienda llamada de Las Monjas, que injustamente se le arrebató por quienes ménos se podia esperar. Esa propiedad valia la suma de 300,000 pesos.

Julian de Torres y Peña era un eminente matemático, con

sumado jurisconsulto, estaba muy versado en la literatura antigua y moderna, hablaba y escribia correctamente siete idiomas, y hacia versos admirables.

Se consagró á la educacion gratuita de la juventud, y aprovecharon de sus lecciones los mas distinguidos Neo-granadinos, entre ellos los SS. Rufino Cuervo, Clímaco Ordoñez, X. Zaldua, Joaquin Ortiz, etc. - Bolívar y Santander eran admiradores de ese caballero tan distinguido por sus dotes intelectuales como por sus relevantes virtudes.

Muy pocas son las producciones que se conservan de Tórres y Peña, pues en general rompia sus manuscritos despues de haberlos leido á sus amigos, que los elogiaban con entusiasmo.

Julian de Torres y Peña murió á la edad de cuarenta y dos años, y con la singularidad de haber predicho el dia de su muerte. Su memoria es venerada por todos los Neogranadinos de corazon.

En otra vez analizaremos las obras de los hermanos de esé esclarecido varoņ.

En el Mosaico de Bogotá, correspondiente al 11 de febrero de 1865, en un artículo escrito por el reputado literato Sr. Don José María Vergara y Vergara, se hallan las siguientes líneas :

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El

pararayo de Franklin tiene una cadena metálica que sirve de conductor, y tiene el gravísimo inconveniente de que la persona que la toca, cuando está descargándose el flúido, perece, porque llama sobre sí misma el rayo, es decir, la mortal conmocion eléctrica. Pero nuestro compatriota, el DOCTOR JULIAN DE TORRES, bogotano, padre del doctor J. M. Tórres Caicedo, completó el gran descubrimiento de Franklin, cambiando la cadena metálica por una cuerda de esparto, que es conductor igualmente, pero que no mata como la electricidad aunque un hombre la estreche con la

mano en medio de una tempestad. El esparto es una gramínea, con hojas como alambre, lampiñas y durísimas, tallos de cincuenta centímetros de alto, derechos y macizos, y flores espigadas. En Cundinamarca y Boyacá producen los indígenas multitud de artefactos útiles y necesarios hechos de esparto. De esparto maduro, cuando está mas grueso y duro

ha adquirido su color definitivo, que es colorado amarillento, hacen esteras para cubrir el suelo de las casas, escobas y vasijas; y de esparto tierno, que es mas flexible, delgado y de color verdoso, fabrican las cuerdas ó lazos de que hablamos y que se conocen con el nombre de cuan. » (J. M. Vergara y Vergara.)

Ultimamente hemos visto una biografía de Julian de Tórres y Peña, escrita por el eminente literato y publicista Sr. Don J. M. Groot.

Paris, 1866.

DON JOSÉ M. GROOT,

Ese ilustre neo-granadino nació en Bogotá el 25 de diciembre de 1800; y su filiacion es de las mejores, pues sus padres, sin contar con lo que se llama bien nacidos, tenian lo que vale mas que los pergaminos los encantos de una inteligencia desarrollada por el estudio, la belleza del corazon que ama y practica la virtud. Inteligentes y virtuosos eran Don Primo Groot de Vargas Machuca, y Doña Francisca de Urquinaona y Pardo, que fueron quienes dieron la vida al sugeto de quien vamos á hablar.

Por desgracia poseemos escasísimos datos acerca de ese modesto sabio, que sin ostentacion y sin otro deseo que el de hacer el bien, ha contribuido en una escala inmensa á labrar la prosperidad del país en que vió la luz primera.

El carácter es la dignidad del talento, ha dicho Pascal, y Don José M. Groot es uno de esos caractéres de una sola pieza, para quienes no hay posible acomodamiento cuando se trata de decir y defender la verdad, de enseñar y practicar lo que es bueno. Aun cuando no ha dejado de mezclarse en la política, pero nunca para obtener empleos, ni buscar medros, sus adversarios confiesan que es un hombre de bien como pocos se hallan en los momentos actuales.

Y es el Sr. Groot una naturaleza privilegiada : filósofo profundo y matemático eminente, los principales perso

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