Page images
PDF
EPUB

.

[ocr errors]

pidió á todos exceptuando los dos libertos á quienes dió sus instrucciones particulares: en seguida se ocultó en los subterráneos y mandó que se prendiese fuego á la casa. Los dos libertos publicaron por todas partes que su se nor habia tomado con una mano un brevaje emponzoñado, mientras que con la otra habla incendiado su casa para preservar sus restos de todo ultraje. Esta relacion sumergió á Eponina en la mas viva afliccion: sus lágrimas y sollozos, su profundo sentimiento, acreditaron un rumor ya extendido universalmente; y los mas distinguidos personajes se apresuraron á ofrecer consuelos y servicios á la que creian viuda de Sabino. Sin embargo la desesperacion de Eponina acrecia por momentos; no tenia ya ni aun la fuerza necesaria para sobrevivir á la pérdida del esposo que adoraba, y determinada a seguirle al sepulcro pasó tres dias sin tomar género alguno de alimento; Sabino, informado de la triste situacion de su esposa, y temién. do que llevase demasiado lejos su dolor, envió uno de los libertos de quienes hemos hablado para que la revelase la verdad. Su alegría, ó mas bien su felicidad, fue completa al saber que vivia su esposo; sin embargo su mismo amor la dió á conocer cuánto la importaba que continuase la ficcion: asi que procuró que no cambiase en nada la expresion exterior de su tristeza. Pero impaciem por ver á su es

[ocr errors]

poso, apenas llegó la noche se dirigió á los subterráneos, y no obstante la gran distancia que mediaba hasta el sitio donde estaba oculto, repitió la misma visita por espacio de siete meses. Aquelas ausencias misteriosas no despertaron la menor sospecha: con todo, la mas ligera imprudencia podia dar lugar á que se descubriese tan importante secreto, y Eponina, encerrando á Sabino en una grande arca llena de vestidos, hizo conducirle á su casa. Los libertos la hicieron presente que comprometia la seguridad del mismo á quien tanto amaba haciéndole permanecer en una casa que frecuentaban tantas y tan distintas personas; y esta tierna esposa, cediendo á las razones de sus leales confidentes, les mandó que recondujesen á Sabino á su antiguo asilo, donde continuó visitándole durante nueve años sin que nadie sospechase su existencia. Todas las medidas de la mas exquisita prudencia iban sin embargo á ser inútiles contra un acontecimiento que causó á los dos esposos la mas cruel inquietud, y al mismo tiempo la mas viva alegria: Eponina conoció que iba a ser madre, y para ocultar á las miradas de todos su estado, dicese que se frotó el cuerpo con, no sabemos qué droga que causaba una grande inflamacion en la piel, y que con la hinchazon general consiguió que nadie reparase en el progresivo aumento de su vientre. Como quiera que esto fuese, Eponina

:

dió á luz dos preciosos gemelos, á los cuales tuvo que criar en la misma caverna de Sabino. Los nuevos deberes que la imponia la maternidad, eran causa de que hiciese frecuentes ausencias de su casa; ausencias que abrieron un ancho campo á las conjeturas: expiaron sus pasos con tanto cuidado, que al fin llegaron á descubrir el sitio donde se ocultaba Sabino, y entrambos esposos fueron presos, cargados de cadenas y conducidos á Roma con sus hijos. Antes que estos desgraciados, habia llegado á la capital del mundo la noticia de sus infortunios, y de las virtudes y heróico valor de Eponina: cuando entraron en ella, las gentes se precipitaban á su tránsito y todos que rian verla y aplaudirla. Entonces. obtuvo el favor de presentarse con sus hijos al emperador, y rodeada de la multitud que la prodigaba mil aclamaciones, llegó en An al palacio de Vespasiano, Se prosternó á sus pies, le presentó sus dos preciosos hijos y vertiendo un torrente de lágrimas le dijo: «Aqui tienes, ó César, á »tus pies á la mujer y los hijos >>del desgraciado Sabino. Estos »>inocentes niños, criados en la >>lobreguez de una espantosa, ca»verna, gozan ahora por prime»>ra vez la vista del sol y este »astro luminoso, que no luce pa >>ra ellos sino hace pocos instan»tes, ¡ deberá alumbrar el supli»cio de su padre? ¿Y cuál ha »sido el delito de Sabino? la am»bicion. ¡Oh Vespasiano! Si esta

»pasion no hubiese dominado tu alma, ni harias hoy la felicidad »del universo, ni serias el árbi>>tro de la suerte de mi esposo, »>Todo está sometido á tu auto»ridad: eres soberano y eres pa»dre; ¿podrias mostrarte insen>>sible á las lágrimas que una es»posa y dos inocentes niños vier»>ten á tus pies? El ciclo mismo »se ha encargado de castigar á »>Sabino, y despues de nueve »años del mas cruel cautiverio, »te ha quitado el derecho de im»ponerle el menor castigo. No »ejerzas contra sus hijos un acto »de rigor tan excesivo como inú→ »til á tu poder: tu inflexibilidad »podrá privar á Sabino de una »existencia que ya es obscura y »precaria; pero tambien infamará »á los ojos de la posteridad la gloria brillante y pura que has »adquirido con tus hazañas y go»>bierno, » Estas palabras de Eponina, y sus tiernos hijos que miraban al emperador en la actitud mas suplicante, causaron emocion vivísima en el alma de todos los circunstantes. Nadie dudaba que el soberano del universo concederia la vida de Sabino á una mujer que habia da❤ do tan raro ejemplo de amor conyugal y de cariño maternal. Mas el ambicioso Vespasiano, á quien atormentaba sin cesar el temor de que le usurpasen su poder, desconoció el gran placer que debe experimentar un soberano cuando perdona; fue inexorable y condenó á muerte á Sabino, Eponina hizo aun mayores es

una

fuerzos para salvarle; pero cuando se persuadió de que no podia conseguirlo, quiso acompañar á su esposo al suplicio; sus lágrimas cesaron de correr y levantándose dijo á Vespasiano con altivez: Yo no siento perder la vida, porque al menos he gozado la >>felicidad de pasar nueve años >>con mi esposo y mis hijos en >>las tinieblas de una caverna. >>Mi suerte es mas envidiable que »la tuya, á despecho del brillo »y de la pompa 'que rodean tu >>trono. Nada tengo que repren>>derme, y tu no puedes decir >>otro tanto: cualquiera que sea >>tu grandeza presente, no impe»dirá que el recuerdo de tu bár»bara crueldad empañe para siem»>pre el esplendor de tu memoria.» Eponina coronó con una muerte heróica sus virtudes y su amor conyugal. Plutarco, uno de los testigos de la escena que nos hemos esforzado en describir, hace un magnífico elogio de esta heroina, y habla de ella con verdadero entusiasmo. Otro tanto, ha hecho Tácito, y sabido es que las alabanzas, por cortas que sean, de este insigne escritor, son superiores, son preferibles á los aplausos y panegíricos de todos los demas. Hasta el mismo Voltaire, que no siempre se 'mostraba humano con las mujeres de la antigüedad, rinde un tributo de admiracion á la infortunada esposa de Sabino. ¿Qué podriamos añadir nosotros á los elogios de tan célebres escritores? ¿Acaso decir que Eponina fue un modelo dig

[ocr errors]
[ocr errors]

no de imitarse por las esposas y por las madres? La muerte de esta mujer célebre (que sucedió el año 78, de Jesucristo), ha suministrado el argumento para muchas tragedias que se han escrito en el extrangero, y que sin embargo no han tenido muy buen éxito, porque sus autores no acertaron á pintar bien toda la barbarie de Vespasiano al privar de la vida á una mujer que por tantos títulos era digna de su admiracion.

ERASMA (santa), vírgen y mártir de la antigua Germania. Vivia en tiempo del emperador Neron, y siendo inútiles todos los esfuerzos de sus satélites para obligarla á abjurar la fé de Jesucristo y sacrificar á los falsos dioses, fue atormentada cruelísimamente y degollada al fin, al mismo tiempo que las santas Eufemia, Dorotea y Tecla. Sus cuerpos, segun el martirologio romano, fueron sepultados por San Hermagoras. La iglesia celebra su fiesta el dia 3 de setiembre.

ERICEIRA (Juana Josefa de Meneses condesa de), portuguesa, y una de las mujeres célebres del siglo XVIII por sus talentos y sólida instruccion. Nació en Lisboa el 13 de setiembre de 1651, y desde muy niña comenzó á dar señales de un clarísimo ingenio. Su padre Fernando de Ericeira la enseñó las lenguas italiana, francesa y española, y el P. Mello, jesuita, la latina: al poco tiempo la eran familiares las obras clásicas escritas en estas lenguas; y dedicándose al mismo tiempo

á las bellas letras componia versos muy buenos con facilidad, y escribia en prosa con gusto y elegancia. Casó con Luis de Enriceira y de este matrimonio nació el famoso poeta Francisco Javier de Meneses, que tradujo el Arte poética de Boileau y recibió de su autor, asi como de Muratori, Feijóo, Bayle, Mayans y otros muchos literatos, grandes y muy merecidos elogios. La condesa de Ericeira murió á resultas de un ataque apoplético el 26 de agosto de 1709, despues de haber hecho su nombre digno de figurar entre las escritoras ilustres. Sus principales producciones son un poema moral intitulado: el Despertador del sueño de la vida, y una traduccion portuguesa de las Reflexiones de la duquesa de la Valliere sobre la misericordia de Dios. Dejó ademas muchas obras manuscritas: entre ellas son dignas de citarse sus Poesias francesas, italianas, portuguesas y españolas; algunas Epistolas, una Vida de San Agustin, varias comedias, y el Triunfo de las mujeres, que tradujo del francés.

ERINA, poetisa griega, compatriota, discípula y amiga de Safo. De todas sus obras solo se conservan algunos fragmentos, siendo el principio de una Oda á Roma ó á la Fuerza. Hállanse en la coleccion intitulada: Carmina novem poetarum fœminarum, que se publicó en Amberes en 1568. ERIPHYLA O ERIFILA, griega, mujer de Anfiarao el Adivino. Descubrió á su esposo que se ha

bia ocultado por no ir á la guerra de Tebas, donde su arte se dice que le habia hecho prever que moriria: un precioso velo y un collar magnífico que recibió de Polynice fueron el precio de aquella traicion. Alcmeon, hijo de Anfiarao, y encargado por este de vengarle, sacrificó á Eriphyla tan pronto como llegó a su noticia la muerte de su padre: poco despues de este parricidio el mismo Alcmoen casó con Afesibea, hija del rey Figeo, y la hizo un presente con el fatal collar que habia causado la ruina de Eriphyla.

0.

ERITREA (la Sibila). Védse SIBILAS.

ERIXONA, esposa de Arcesilao Eudemon, rey de Cyrene, vivia por los años 540 á 530 antes de Jesucristo. Cuando el feroz Learco envenenó á su esposo y se apoderó del trono tiranizando al pueblo, Erixona quedó sumergida en el mas profundo dolor, y temiendo asimismo por la vida de su hijo que, aunque de tierna edad é impedido de entrambos pies, podia excitar recelos al tirano. Mientras tanto Learco se apasionó vivamente de Erixona, y no tuvo reparo en solicitar la mano de la viuda del mismo á quien habia dado muerte. Erixona ardia en deseos de vengarse, y poniéndose de acuerdo con su her mano Poliarco, tuvo medio de hacer que Learco fuese una noche solo y sin armas à su palacio, donde fue asesinado. Entonces pusieron las insignias reales

al hijo de Arcesilao, y fue proclamado rey de Cyrene. Encontrabánse á la sazon en la capital algunas tropas de Amasis, rey de Egipto, de las cuales se auxiliaba Learco para hacerse mas temible á los cyreneos: y noticioso este rey de la muerte de su aliado, con el cual le unia ademas cierta simpatía, pues sabido es que tambien él habia usurpado el trono á su rey Apries, declaró la guerra al hijo de Erixona. Intimidados esta y su hermano Poliarco por tan poderoso enemigo, fueron en persona á Menfis con objeto de disculparse. Les acompañó su madre Critola, ya decrépita, pero de alta reputacion por sus buenas prendas y como hermana del famoso Batto que se Hlamó el Feliz. No bien llegaron á la corte de Egipto cuando se grangearon la general admiracion; y Amasis convencido de la razon que habia asistido á Poliarco para ordenar el asesinato del usurpador, y admirado tambien de la prudencia y fortaleza de Erixona y de su madre, les permitió volver libres á Cyrene, despues de haberles dado pruebas inequívocas de su liberalidad y magnificencia. Erixona afirmó el trono de su hijo conservando la amistad y alianza de Amasis, y dirigiendo su conducta con sabios y útiles consejos: nos ha parecido por lo mismo que merecia un lugar en este Diccionario.

ERMENGARDA O HERMENÓ GARDA, hija y heredera de Luis II, rey de Italia, y decla

rado emperador de Occidente en 855. Casó hácia el año 877 con Boson II, hermano político y favorito de Cárlos el Calvo. Habiendo fallecido este monarca en 888, Ermengarda conservó la regencia del reino de Arlés hasta el momento en que su hijo Luis el Ciego tomó en sus manos las riendas del estado. Los historiadores celebran la prudencia y sabiduría del gobierno de esta reina, asi como los excelentes consejos que dio á su hijo al subir al trono. Poco despues de esta época Ermengarda se retiró al convento de San Sixto en Plasencia, donde murió en los primeros años del siglo X.

1

ERMENGARDA 6 HERMENGARDA, hija de Adalverto II, el Rico, duque de Toscana, y biznieta de Carlo Magno. Fue muy célebre en la primera mitad del siglo X por su extraordinaria belleza, sus talentos, su valor y sobre todo por las intrigas que supo poner en juego con el objeto de turbar el fin del reinado de Berenger I, y precipitar la ruina de Rodolfo de Borgoña.

ERMISENDA 6 ERMESINDA, reina de Leon. Fue hija del rey D. Pelayo, y no de D. Favila como muchos han creido: su padre la casó con D. Alfonso, hijo de D. Pedro, duque de Cantabria, descendiente de la casa real de Leovigildo y Recaredo, en quien concurrian ademas de tan insigne alcurnia, la nobleza del alma, la prudencia y el valor que, si son tan apreciables en todos

« PreviousContinue »