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ENRIQUETA ANA DE INGLATERRA, duquesa de Orleans, hija de la precedente y de Carlos I. Nació en Exeter el 16 de junio de 1644, y en medio de los horrores de la guerra civil. Tan solo habian transcurrido 17 dias de su nacimiento, cuando la reina su madre se vio obligada á salvar su vida embarcándose precipitadamente para Francia, y dejando à la recien nacida en poder de los parlamentarios. La condesa de Morlon, aya de esta princesa, consiguió al cabo de dos

milady Parvula al lord Minimus, escrito por Mitrophilus, opusculo que irritó extraordinariamente á Hudson, porque era muy irascible. So enojo cierto dia con un joven de alto nacimiento llamado Crofts, que se burlaba de él á cada instante y le silvaba: Hudson le envió un billete de desafio: Crofts le admitió, y se presentó en el lugar del duelo armado con una geringa: esta burla acabó de exasperar al buen enano, é insistió en tales terminos en que se habia de llevar adelante el desaffo, que su adversario no tuvo mas remedio que aceptarle ambos combatientes montaron á caballo, y Hudson mató a su competidor de un pistoletazo. Esta aventura sucedió en Francia durante las turbulencias que hicieron emigrar a la reina, No se sabe à punto fijo cuando se liberto de su cautividad Hudson; pero sí que en 1682 fue empleado en la armada real: despues el gobierno le tuvo por sospechoso y fue encerrado en una torre de là abadía de Westminster, donde muvio a la edad de 63 años.

años burlar la vigilancia de su enemigos, y huyó con ella á Francia reuniéndose á su madre; y cuando ocurrió la muerte de Carlos I, Enriqueta que aun no habia cumplido los cinco años de edad, comenzó á recibir su educacion bajo la direccion especial de la reina, como hemos dicho en el artículo anterior; desplegando muy en breve los grandes talentos que despues la granjearon la admiracion general. Mas adelante se pensó en casarla con Luis XIV; pero este monarca halló que era excesivamente jóven, y se unió con la infanta de España María Teresa de Austria; alianza que le era ademas muy necesaria bajo el aspecto político. Algunos meses despues de firmarse el tratado de los Pirineos, celebrado casi al mismo tiempo que el matrimonio de Luis, su madre Ana de Austria obtuvo para su hijo segundo Felipe, duque de Orleans, la mano de la princesa de Inglaterra; era el año 1660. La restauracion de los Estuardos acababa de tener lugar en la Gran Bretaña: Felipe de Orleans, 6 como entonces se decia el hijo de la Francia, se casaba con la hermana querida de un monarca poderoso; rindió á su esposa todos los deberes de la mas rigurosa etiqueta; nada faltaba, pues, sino de amor, como dice Mma. de LaFayette; pero el milagro de inflamar el corazon de aquel principe no estaba reservado á mujer alguna en el mundo. Enriqueta Ana tenia poco mas de diez y

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nueve años y era muy hermosa, de talento cultivado y de grandes atractivos era el principal ornamento de la elegante corte de Luis XIV, y sin embargo tardó muy poco en apercibirse de que todos la amaban exceptuando solo el hombre á quien la era permitido amar. Hay cierta clase de agravios que rara vez perdonan las mujeres jóvenes y bellas; y ¡de cuántos extravios á que se entregan no tienen que culparse principalmente los esposos que reciben con indiferencia ó tal vez con despego su casto amor, sus interesantes caricias! El conde de Guiche se mostró Fendidamente apasionado de Enriqueta, que correspondió á su amor viéndose despreciada por Felipe; esta intriga se hizo pú blica, y el duque á quien no se conocian amantes, pero que era acusado de escándalos aun mas graves, obtuvo del rey una orden de destierro contra el conde. Es tambien muy posible que Luis XIV no dictase este castigo por complacer únicamente á su herma no, á quien ni aun tenia la menor estimacion; porque bien pron to comenzó á hablarse aunque con vaguedad del amor de Luis y su hermosa cuñada. Mas adelante veremos que esta princesa no tu vo bastante virtud para preservarse de las seducciones de aque Ila corte, que pagó su tributo á las no plausibles costumbres de la época, y en fin que con ra→ zon ha sido acusada de haber cometido muchas y muy grandes

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lijerezas. Si es cierto que Luis la amó, Enriqueta estuvo muy le jos de ofenderse de aquel amor; y si tambien lo es que Ana de Austria les reprendió á en trambos, y que el duque de Or. leans se quejó agriamente de sémejante ultraje, ni uno ni otro fueron oidos, hasta que Luisa de la Valliere conquistó por enterò el corazon del monarca. Ello es indudable que Enriqueta y la condesa de Soisons (otra de las antiguas amantes de Luis XIV) hicieron entonces violentos aun→ que infructuosos esfuerzos para romper aquella íntima union. La duquesa de Orleans fue acusada de otras varias intrigas amorosas y especialmente del indisculpable trato que sostuvo con el duque de Montmouth, su sobrino, si es cierto que era hijo. natural de su hermano Carlos II; sin embargo, continuaba dándo se el aire de esposa desgraciada. Y podia en efecto hacerlo, pues Felipe escandalizó á la corte al decir de varios escritores, entreteniendo. vergonzosas relaciones, entre otros con el cabalero de Lorena. Enriqueta en quien recaia parte de la vergüenza que producia aquel escándalo, hizo á su vez que el rey desterrase á este favorito del duque, el cual tomó una venganza bien cruel de la hija de Carlos I. Luis XIV. descontento ya de su cuñada no la sostenia sino muy débilmente contra las intrigas de la corte y las quejas de su esposo, cuando la po

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litica vino á unirles de nuevo.➡ Corria el año 1670; el rey de Francia meditaba la ruina de la Holanda; mas para conseguir este resultado era necesario apartar á la Inglaterra de la triple alianza entre esta potencia, la Suecia y los Estados Generales. Luis XIV ya habia enviado á Londres con este objeto un embajador; pero sin obtener éxito alguno favorable. Entonces conociendo los recursos del talento de Enriqueta y su influencia sobre Carlos II, la juzgó digna de desempeñar una comision diplomática de tanta importancia, y la encargó que reemplazase al ya dicho embajador. Semejante muestra de confianza fue altamen te lisonjera para la duquesa de Orleans, tanto mas cuanto que el rey la recomendó el mas inviolable sigilo hasta para el mismo duque su esposo. Enriqueta pasó de incógnito á Douvres y vió a su hermano Carlos II: dice Mr. Le-Bas que este monarca era un tanto cuanto libertino y que en negocios de gran interés, cualquiera podia estar seguro de conseguir lo que desea ba valiéndose de alguna mujer notable por su hermosura, bien fuese para solicitar, bien para entrar en negociaciones. Conforme con esta opinion, añade, que Enriqueta llevaba consigo una beIla bretona, la señorita Keroual, que debia hacer el último esfuer zo para obtener del rey de Inglaterra la ruptura con las potencias antedichas, en el caso de

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ser ineficaces la influencia y la habilidad de su hermana. Comu quiera que esto sea, la duquesa Enriqueta logró completamente su objeto; á los diez dias regresó á Francia y se firmó el tratado á satisfaccion de Luis XIV, Pero pasados pocos mas, la duquesa de Orleans hallándose en St.-Cloud murió como si hubie→ se sido herida por un rayo. Aun no estaban en París acostumbrados á los envenenamientos, y todos quedaron atónitos de terror, como dice un biógrafo moderno, á aquel grito inmortalizado por Bossuet: Madama se muere! Madama ha muerto! La desgraciada Enriqueta espiró el 29 de junio de 1670 enmedio de los dolores y convulsiones mas horribles. Sufria un dolor de estómago y pidió un vaso de agua de achicocorias; y apenas la hubo bebido cuando sintió acerbos dolores, y comenzó á gritar exclamando; ¡Yo me muero! ¡Yo estoy envenenada! ¿Fue asi en efecto? ¿Enriqueta Ana de Inglaterra mu→ rió víctima de la mas infame, de la mas cobarde entre todas las alevosías? Para nosotros es un problema histórico que aun no se ha resuelto y que ignoramos si se resolverá de un modo satisfactorio. Asi que expondremos sencillamente lo que sobre tan delicado asunto dicen varios escritores. Saint Simon en sus Memorias da ciertos detalles que al parecer no dejan duda alguna sobre la causa de aquella terrible catástrofe; y no vacila en achacar el crí

men al caballero de Lorena, entonces desterrado; pero que envió desde Roma et veneno administrado por uno de sus adictos, por el marqués de Effiat, primer escudero del duque de Orleans. Se, ha querido lavar de esta mancha la conducta de Felipe, y acaso no tuvo parte en el atentado; pero es indudable que le aprovechó y recompensó. La princesa palatina, segunda esposa del príncipe, afirma que Enriqueta fue envenenada, añadiendo que el que lle vó el veneno (Maurel) fue premiado con una plaza de mayordomo en el palacio del duque. Lord Montaigú, embajador de Inglaterra en la corte de Francia, ⚫ refiere en una de sus cartas, que habiendo presenciado la espantosa escena del fallecimiento de Enriqueta, preguntó á esta princesa en nombre del rey su amo si se creia envenenada; pero que la contestacion fue prevenida por el abate Feuillet que la exhortó á no ocuparse en semejantes ideas, sino en ofrecer á Dios como espiacion de sus faltas la muerte que iba á sufrir. Voltaire niega de una manera absoluta el envenenamiento; pero es de advertir que en la época en que escribia no habian visto la luz pública las Memorias de Saint Simon, ni las de la princesa palatina. Bossuet pronunció en San Dionisio la Oracion fúnebre de Enriqueta Ana el 21 de agosto de 1670; y todos saben que es una de sus obras maestras. Tambien el abate Feuillet publicó otro Dis

curso fúnebre, precedido de la relacion de su muerte, París, 1686. En fin Mad. de La-Fayette ha publicado una Historia de Enriqueta de Inglaterra; pero se dice que no debe buscarse en ella la exactitud, como no sea en los detalles del triste fin de la princesa.

ENRIQUEZ Ó HENRIQUEZ DE GUZMAN (Doña Feliciana), señora sevillana, célebre por sus grandes talentos poéticos: vivia á principios del siglo XVII. Dejó escritas varias composiciones: Eglo+ gas, Elegías, Madrigales etc. Tambien escribió una tragi-comedia intitulada: Los jardines y campos Sabeos, que se imprimió en Coimbra, 1624, en 4.o, y en Lisboa, 1627.

ENTRAIGUES (Catalina Enriqueta de Balzac de). Véase VERNEUIL.

ENTRAIGUES (la condesa de).
Véase SAINT-HUBERTI.

EON DE BEAUMONT. Con este nombre se hizo muy célebre á fines del siglo XVIII un personaje francés, sobre cuyo sexo se suscitaron fuertes y originales dudas. Algunos escritores aseguran que era varon; pero otros afirman tambien que pertenecia al bello sexo: últimamente, el P. Eliseo, primer cirujano del rey Luis XVIII que estuvo presente á la inspeccion de su cadáver verificada el 23 de mayo de 1810, declaró que á pesar de todo cuanto hub era podido decirse y escribirse sobre el particular, Eon de Beaumont pertenecia al sexo

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