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defensa ni ser el campeon de la reina. Por fin el cielo oyó sin du da sus súplicas: D. Ramiro, hijo de Doña Caya, primera mu→ jer de D. Sancho, y por consiguiente hermana de los acusadores, compadeciéndose de la desgracia que oprimia á la que habia suce, dido á su madre en el tálamo real, se presentó á salvar su honor: declaró que sus tres hermanos eran calumniadores y los desafió á ba talla en campo abierto. Este due lo no tuvo lugar: los infantes avergonzados se arrepintieron de su delito y lo confesaron; de modo que salió triunfante la virtud y quedó ileso el honor de la reina, siguiéndose á aquellos dias funes tos otros de júbilo y general sa tisfacción. Doña Elvira quedó en posicion de tomar una justa venganza contra los desuaturalizados infantes; però era madre, y solo castigó al principal delincuente, D. García, declarándole in hábil para heredar el condado de Castilla que formaba parte de su patrimonio: al mismo tiempo premió á su campeon, el generoso D. Ramiro, con sus arras ó dote, que consistian en el señorío de Aragon. Doña Elvira murió hácia el año 1040; y se cree que fue sepultada, como su esposo, en Leon. Algunos escritores han dado á esta reina, sin que sepamos por qué, el nombre de Doña MAYOR. Pfd B S

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ELVIRA, reina de Leon, mu jer de Alfonso V. Era hija de los condes D. Mendo Gonzalez y Doña Mayor, en cuyo palacio (en

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Galicia), habia pasado su infan cia el hijo de Bermudo II. Asi es que, como se amaron desde niños, y la madre de Alfonso V reconoció en Doña Elvira Mendez todas las buenas prendas que se requerian para hacer la felicidad del rey y de los pueblos, no tuvo inconveniente en elegirla para esposa de su hijo. (Véase el artículo precedente). El casamien→ to se verificó á fines del año 1008 ó principios de 1009. Nacieron de este matrimonio D. Bermu→ do, que heredó la corona, tercero de este nombre; Doña Sancha, que llegó, á ser reina propietaria de Leon, y primera en Castilla de este nombre; y Doña Jimena que casó con el conde D. Diego de Asturias, y fue madre de otra célebre Doña Jimena Diaz, esposa de D. Rodrigo Diaz del Bivar, conocido con el sobrenombre de Cid campeador. Ya hemos dicho en el artículo anterior que una de las cosas maš notables del reinado de D. Alfonso V y Doña Elvira, fue restaurar las murallas y repoblar la ciudad de Leon, que habia sido destruida casi enteramente por el moro Almanzor. Tambien se juntaron los obispos y señores del reino, y en presencia de Don Alfonso y Doña Elvira que les presidian, tuvieron un concilio en la catedral, en que decretaron las leyes mas convenientes para el estado; leyes que con el nombre de Fueros de Leon se pusieron en ejecucion en el · año 1020. Despues D. Alfonso reu

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nióun poderoso ejército y de iseandó imitar las hazañas de sus progenitores, se dirigió á las tier ras de Portugal, que habia per dido el reino de Leon desde la guerra con Almanzor. Desgra ciada fue esta expedición: el rey puso cerco á la ciudad de Viseo, y habiendo salido una mañana de la tienda real desarmado y casi desnudo, à fin de reconocer qué parte de la muralla podria batir mas fácilmente, una saeta enemiga le atravesó el cuerpo, muriendo de sus resultas. Fue sepultado en la iglesia de San Juan de Leon que ahora es de San Isi dro. Como muchos escritores ase guran que D. Alfonso caso en segundas nupcias con Doña Ur rada, y esta circunstancia pudie ra naturalmente hacer creer que Doña Elvira l habia muerto antes que su esposo, debemos señalar aqui el error de dichos escritores, plenamente probado por el Padre Enrique Florez en sus Reinas Católicas, y por varias escrituras que se conservan en los archivos de aquel antiguo reino. Don A fonso V murió ante los muros de Viseo en 3 de mayo de 1027 la reina Doña Elvirano solo conoció esta desgracia, sino que su brevivió a su hijo D. Bermu do III que heredó la corona. Es sabido que este monarca falleció en 1037; y Doña Elvira no mu rió hasta el dia 3 de diciembre de 1032, como se deduce de su epitafio, en el cual para no dejar lugar a duda alguna se expresa tambien que era hija del conde

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Mendo y mujer del rey Don Alfonso. Asi pues viviendo doña Elvira no podia: el rey haberse casado en segundas nupcias con la citada Doña Urraca, á no ser que se hubiese anulado su matrimonio; pero esta circunstancia es demasiado notable para que no se encontrase ni aun indicada siquiera, como no se encuentra, en las memorias, escrituras, croni¬ cones é historias referentes á aquel tiempo. En el sepulcro de doña Elvira se ve su efigie con corona en la cabeza, una cruz en la mano izquierda y un globo en la derecha; y se lee en él la siguiente inscripción que acabamos de enunciar. Hic requiescit Donna Geloird, Tuxor Regis Adefonsi, filia Melendi Comitis. Obiit III. nonas Dec. Era XC post. M.

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EMMA, reina de Inglaterra, que vivia en la primera mitad del siglo XI. Era hija de Ricardo II, duque de Normandía, y casó con Etelredo II, rey de Inglater+ ra, que sucedió á Eduardo el Mártir. Los dinamarqueses inyadieron aquel reino, que perdió con la vida el débil. Etelredo, y Emma tuvo que dar la mano á Canuto II de Dinamarca (I de Inglaterra), llamado el Grande, en 1016. Dicese que la reina Em+ ma fue acusada de amistad criminal con el obispo de Winchester, y que habiéndose sometido á la bárbara prueba del fuego, salo triunfante de ella..

ENGLISH 6 ANGLOIS (Estér), señora que se hizo muy célebre como calógrafa. Era originaria

de Francia y vivió en Inglaterra y en Escocia, bajo los reinados de Isabel y de Jacobo I. Dejó muchos monumentos de su admirable habilidad en el arte de la escritura. Entre otros se citan con extraordinario elogio uno que conserva la familia de Harcourt y tiene por título: Hist. memorabiles Genesis per Estheram Inglis-Gallam, Edimburgi, anno 1600, y otro que posee Mr. de Walkenaer que contiene el Libro del Eclesiastes, de la mano de Estér Anglois, francesa, en Lislebourg, en Es cocia etc., con el Cántico de los Cánticos.

á los diez y ocho que formaban su acompañamiento: los nombres de estos, segun el martirologio romano, eran Optato, Luperco, Suceso, Marcial, Urbano, Julia, Quintiliano, Publio, Fronton, Felix, Ccciliano, Evencio, Primitivo, Apodemio y otros cuatro que se llamaban Saturnino. El ilustre martirio de todos estos santos tuvo lugar en el año 300 de Jesucristo. La iglesia celebra la fies' a de Santa Engracia el dia 16 de abril, y en la ciudad de Zaragoza se rinde á su memoria gran veneracion y culto en el templo de su nombre.

ENGRACIA (santa), vírgen y ENRIQUETA MARÍA DE martir. Esta ilustre santa fue por- FRANCIA, reina de Inglaterra, tuguesa: su padre la habia pro- hija de Enrique IV y de María metido por esposa á un personaje de Médicis: nació en París en francés, y la envió al reino veci- 1609 y casó en 1625 segun unos, no acompañada de diez y ocho y segun otros en 1629, con Carpersonas, entre parientes y cria- los Estuardo, entonces príncipe dos. Al pasar por Zaragoza se de Gales, y despues rey de Inglapresentó al bárbaro Daciano, y terra, bajo el nombre de Carlos I. le reprendió enérgicamente por Apenas llegó á la capital de la las crueldades que ejecutaba con Gran Bretaña, cuando dió á colos infelices cristianos, por lo cual nocer el mas profundo disgusto fue conducida á una prision con por su nueva patria, y pareció retoda su comitiva. No obstante suelta á dominarlo todo mas bien este castigo, Engracia confesaba que á plegarse prudentemente á sin cesar la fé de Jesucristo y las necesidades de su posicion. El se burlaba de los falsos dioses: protestantismo era en aquella entonces Daciano dió orden para época en Inglaterra como la Arca que la arrastrasen y atormenta- Santa, á la cual nadie podia tocar sen con diferentes suplicios. En- sin quedar herido de muerte: tre otros de sus tormentos se di- Enriqueta profesaba la religion ce que la descarnaron el cuerpo, católica, y esta circunstancia ya la cortaron el pecho izquierdo era un motivo para que la mihasta que se descubria el cora- rasen mal los principales ingleses. zon, la sacaron el hígado, y en Ademas, si hemos de creer á los fin la cortaron la cabeza, asi como historiadores franceses que tra2

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tándose de su censura deben ser considerados como los mas imparciales; esta princesa era ligera, inquieta, de carácter duro, vana y no desprovista de ambicion; y Carlos que todo lo sacrificaba á la quietud doméstica, era verdaderamente el juguete de su altanera esposa. Cuando este principe ocupó el trono, Enriqueta le hizo chocar desde luego con el parlamento, cuyo poder temia, y vió con placer reducida al silencio á aquella asamblea. Las instituciones y hasta los trajes la disgustaban en Inglaterra; y en fin con una imprudencia que ha sido muy comun entre los príncipes católicos de aquella nacion, de dos siglos y medio á esta parte, atacó de frente á los protestantes. El reinado de Carlos I comenzó, pues, bajo fatales auspicios, y la ruptura con el parlamento y la chocante conducta de su esposa con sus súbditos, á quienes polia haber atraido con dulzura y amabilidad, fueron causa de que estallase la terrible guerra civil, tan costosa á la familia de los Estuardos, y tan influyente en la suerte de la Europa. No daremos demasiada extension á este artículo refiriendo todo lo que sucedió en aquella sangrienta lucha: diremos tan solo que Enriqueta María fue el objeto principal del odio de los parlamentarios, que la familia real se vió obligada á salir de Londres, y que la reina pasando á Holanda vendió sus mas ricos muebles, sus joyas mas preciosas para

comprar víveres, armas y municiones de guerra, de que cargó muchos buques; que con todos estos pertrechos volvió á Inglaterra y se puso al frente de los realistas; y en fin que despues de correr grandes peligros tuvo que huir del ejército parlamentario (era el año 1644), y embarcarse precipitadamente para la Francia con el designio de interesar á Luis XIII en los infortunios de su esposo. Sus esfuerzos no dieron sin embargo resultado alguno: fue acogida en Francia con todos los honores á que tenia derecho; pero las agitaciones en que tambien se hallaba envuelta la nacion vecina no permitieron á Ana de Austria distraer una parte de los recursos de que tanto necesitaba, para auxiliar al rey de Inglaterra. Las solicitudes de Enriqueta María no obtuvieron mejor éxito en otras cortes de la Europa á que habia acudido; y cuando en 1649 recibió la terrible noticia de la muerte de Carlos I, conoció todo el rigor de la desgracia que la abrumaba, y solo pensó en buscar un seguro asilo. Desechó todas las ideas ambiciosas, y retirándose á Chaillot entró en un converto de la Visitacion que habia fundado Ana de Austria, y se dedicó enteramente á la educacion de sus tres hijos, Carlos, Jacobo y Enriqueta, de la cual hablaremos en el artículo siguiente. Tambien hubo de sufrir algo durante las disensiones intestinas de su pais natal: llegó á faltarla hasta lo ne

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cesario para su material subsistencia, y cuando las turbulencias de París tuvo que refugiarse á Louvre en el estado mas lastimoso. Se vió reducida á suplicar al cardenal Mazarini solicita se del matador de su esposo, el protector Cromwel, el pago de su dote; pero este contestó que Enriqueta María jamás habia sido tenida por reina de Inglaterra. Esta princesa desgraciada vió al fin reparados en parte sus infortunios. A la muerte de Cromwel sucedió en Inglaterra lo que en todos los pueblos cansados de guerras, de motines y de la tiranía de los ambiciosos: obróse naturalmente una reaccion en todas las ideas, y Carlos II fue llamado en 1660 á ocupar el trono salpicado con la sangre de su infortunado padre. Enriqueta María le acompañó á Inglaterra, y entonces se vió recibirla con las mayores muestras de entusiasmo, á aquel mismo pueblo que algu nos años antes pedia à voces su cabeza. Sin embargo, Enriqueta María, aunque gozó de aquella satisfaccion, recordaba tristemente lo pasado, y no quiso volver á mezclarse ni aun indirectamente en los negocios de Inglaterra. Hizo dos viajes (1) á aquel reino;

(1) En una de estas travesías se cree fue hecho cautivo por un corsario turco el célebre enano de Enriqueta María de Francia, que aseguran muchos escritores puede reputarse por el mas extraordinario entre los conocidos. He aqui algunas noticias acerca de es

permaneció tambien algun tiempo en la corte de Francia y en situacion bien diferente, como puede comprenderse, de la en que antes se habia hallado; pero al fin volvió á retirarse al convento de Chaillot, donde murió en 1669. Hay una Historia de Enriqueta Maria, con un Diario de su vida, París, 1690 y 1693, en 8.o; y el gran Bossuet eternizó la memoria de esta princesa con la magnífica oracion fúnebre que pronunció delante de la corte de Francia.

te famoso personaje, extractadas del Memorial literario, Llamábase Jeffery Hudson, y habia nacido el año 1619 en un pueblo del condado de Rutland: de edad de 18 años, su estatura apenas llegaba á diez y ocho pulgadas. El duque de Buckingham, que por entonces residia en Burleigh, le llevó á su casa: los reyes fueron á visitar al duque algun tiempo despues de haberse casado, y Hudson les fue presentado dentro de un gran pastel: desde aquel momento la reina Enriqueta le conservó en su compañía. Cuando cumplió los treinta años de edad su estatura era ya algo mas aventajada, pues llegaba á la de tres pies y nueve pulgadas; pero no creció desde entonces ni una línea mas. Tratábanle como á un animal raro, como una curiosidad, y divertia muchísimo á la corte: Davenand compuso un poema intitulado la Jeffreyda, para celebrar un combate sostenido entre este enano y un gallo de Indias: en 1638 se publicó tambien un folleto titulado: Estrena del año nuevo dirigida por

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